¿Por qué el sistema electoral chileno es tan rápido?

Es bien sabido que el sistema electoral chileno es uno de los más rápidos del mundo: permite conocer resultados preliminares poco tiempo después de cerradas las mesas de votación. Pero, ¿qué es lo que lo hace tan ágil?

En la reciente segunda vuelta presidencial en Chile, el Servicio Nacional Electoral (Servel) volvió a hacer gala de su eficiencia en el escrutinio y la posterior publicación de resultados. Sin ir más lejos, a las 18:45 horas del domingo —solo 45 minutos después del cierre de las mesas— ya había un primer cómputo, y a las 20:00 horas ya habían 98,53% de actas escrutadas.

Esta es una prueba más de la rapidez con la que trabaja el Servicio Electoral de Chile, en comparación con otros países donde este proceso puede tardar días o incluso semanas.

Para entender qué lo hace tan veloz, es necesario conocer cómo funciona el recuento de votos al término de una elección.

Simplificando el proceso: una vez cerradas las mesas de votación, los vocales de cada una inician el conteo de sufragios. Al concluir, cada mesa elabora tres actas: una se envía para ser digitada de inmediato, otra al colegio escrutador y otra al Tribunal Calificador de Elecciones. Para efectos de esta nota, nos quedaremos con la primera, enviada para su digitación y digitalización.

En cada local de votación del país existe una figura clave: los digitadores. Ellos reciben la información por parte de los vocales de mesa y la digitalizan para su envío al Sistema de Cómputos Electorales (SCE), el sistema oficial de recuento y publicación, y al Sistema de Integridad Electoral (SIE), que funciona como refuerzo del proceso.

Una vez ingresados estos datos, son procesados y publicados en el sitio oficial del Servel, además de enviarse a los medios de comunicación para su difusión. Esta última etapa se realiza cada 15 minutos, lo que permite contar con resultados constantemente actualizados.

Como ejemplo concreto, el domingo 14 de diciembre, a las 19:30 horas —es decir, 90 minutos tras el cierre de mesas— los medios de comunicación ya habían señalado que había un presidente electo.

En síntesis, la rapidez del sistema chileno no depende de un “conteo mágico”, sino de un flujo de trabajo diseñado para optimizar los tiempos: el escrutinio se hace apenas cierran las mesas y el acta destinada a digitación se envía de inmediato, sin pasar por etapas intermedias. Así, el cómputo preliminar avanza en paralelo al resto del proceso, sin depender de traslados ni de un recuento centralizado. A eso se suma el rol de los digitadores en cada local, el envío directo al SCE y el respaldo del SIE, que permiten ingresar y procesar los datos con rapidez. Luego, la publicación en cortes regulares —cada 15 minutos— mantiene los resultados constantemente actualizados y permite que, en poco tiempo, las tendencias queden claras.