Las principales votaciones que realizan los sindicatos y asociaciones de funcionarios públicos -directorio, reforma de estatutos, última oferta, censura, venta de bienes- requieren un ministro de fe: el Código del Trabajo establece que pueden ser inspectores de la Dirección del Trabajo, notarios públicos u otros funcionarios del Estado designados especialmente para esta labor. Lo más común es que sean los inspectores.
Las principales votaciones que realizan los sindicatos y asociaciones de funcionarios públicos -directorio, reforma de estatutos, última oferta, censura, venta de bienes- requieren un ministro de fe: el Código del Trabajo establece que pueden ser inspectores de la Dirección del Trabajo, notarios públicos u otros funcionarios del Estado designados especialmente para esta labor. Lo más común es que sean los inspectores.
El ministro de fe es el encargado de velar por la correcta ejecución del proceso y que se aseguren condiciones como el secreto del voto y el acceso universal a la votación. La normativa vigente exige que estas votaciones sean realizadas en presencia del ministro de fe y juegan un rol vital, ya que ellos son quienes validan los procesos eleccionarios.
Cuando se vota con el sistema tradicional en papel, el ministro de fe debe presentarse en el punto de votación para observar el proceso, custodiando la urna en todo momento y vigilando que la votación se desarrolle con normalidad. El ministro tiene además acceso al padrón de votantes y al libro de observaciones del proceso.
De esta forma, las votaciones realizadas con voto en papel requieren que la organización realice una solicitud de ministro de fe para cada punto de votación, independiente de si es uno, diez o doscientos. Lo anterior significa que una votación de un sindicato minero por ejemplo, con socios en distintas ciudades, requiere ministros de fe en cada una de esas ciudades, sin poder votar aquellos socios en los que no hay un ministro de fe con quien hacerlo.
Esto significa para las organizaciones un gran esfuerzo de coordinación, ejercicio que puede durar meses, debido a que se deben solicitar horarios compatibles en todas las oficinas correspondientes a cada lugar en que se quiere votar para poder realizar la votación en una fecha determinada y la disponibilidad de ministros de fe por parte de la Dirección del Trabajo es reducida, debido al gran número de sindicatos que los solicitan para sus elecciones.
Con el voto online de EVoting, la labor del ministro de fe se centraliza, requiriendo solamente uno de ellos para la votación completa, independiente del nivel de desagregación geográfica. Una votación que antes requería la coordinación de 20 ministros de fe en distintas regiones ahora solo necesita uno, que es capaz de monitorear el proceso completo de forma remota, accediendo a la misma información que si estuviera frente a la urna de papel.
La Dirección del Trabajo ha autorizado la utilización de este modelo, validando la nueva ‘ubicación’ del ministro:
“El ministro de fe efectivamente contaría con las claves o llaves que le aseguren el control sobre las etapas del proceso, de manera tal que se daría por cumplida la condición señalada previamente, en cuanto la falta de presencia física no obstaría al control virtual de la votación.”
Además, el beneficio no solo es para las organizaciones, sino también para la Dirección del Trabajo, que reconoce el valor en el dictamen de autorización:
“Finalmente, es necesario señalar que el sistema permite resolver diversos problemas prácticos propios de un proceso eleccionario al permitir y/o facilitar, por ejemplo, el desarrollo de votaciones que deban efectuarse en horarios inhábiles, aquellas que se realicen a gran distancia de la Inspección del Trabajo respectiva, las que requieran el voto de electores que no puedan asistir personalmente por diversos motivos, así como también importa una utilización más eficiente de los recursos humanos de este Servicio”
El voto remoto de EVoting ha generado que ahora se puedan votar más temas, se puedan realizar más votaciones, y por lo tanto se pueda fortalecer la democracia interna de la organización. La organización y coordinación de la votación ha pasado a ser una preocupación secundaria, y el foco se ha podido poner en lo realmente importante: los temas a votar.